Muchas veces la imaginación es lo único que tenemos para explicar el origen del nombre de algún lugar, y aunque la actividad que allí se desarrolle o alguna característica física lo indiquen, la explicación puede no ser tan lógica.
En una publicación de RAGO, bueno, me refiero a sus publicaciones porque son originales y se relacionan con una ciudad que amo mucho, Barrancabermeja, y además, porque sus amigos del muro le hacen comentarios motivados por los recuerdos que evocan sus fotografías, que fue lo que pasó en una publicación sobre el muelle de la ciudad. Una de sus amigas mencionó un lugar que no correspondía al muelle, sino a otro punto de la ciudad sobre la ribera del río Magdalena, y tratando de hacerle la aclaración, surgió esta historia:
"Estimada señora Ana Belén Navas, una cosa es el Puerto de las Escalas, y otra cosa son las escalas del puerto. El primero, según mi fuente de alta fidelidad, el primo Antonio Rincon Hernandez, queda al terminar la calle que baja desde la Avenida Santander (no se cómo se llamará ahora), donde queda el Café Libertad, hasta el Caño Cardales. Usted debe ser contemporánea mía, por lo tanto, tampoco alcanzó a conocer la razón o el motivo de dichas escalas, que entre otras cosas, se hicieron por allá en los años cincuenta.
En la Troco, o mejor, en la Refinería, trabajó un gringo maduro (pero no el de Venezuela) a quien le gustaba mucho el wisky y se pegaba unas borracheras de esas donde ellos dicen: "Oh my God! Now I'm more drunk than Noe. I'm very crazy". Si no entiende esas palabras, no se preocupe porque no son groserías, aunque este gringo sí era muy grosero y dicen algunos que lo conocieron que él bajaba al río a hacer groserías, porque una noche alguien le preguntó: "¡Errrda viejo Tom! ¿pa'onde vai a esta hora?" y él contestó: "I go to the grocery store". Bueno, sigamos con la historia. El viejo Tom tenía la costumbre de emborracharse en una cantina que quedaba donde hoy queda el Café Libertad, que se llamó The Last Drink, algo así como "La Última Copa" en español, que era propiedad de un zapatoca, quien se aguantaba al viejo Tom mientras no estuviera borracho, porque cuando al gringo el trago se le subía a la cabeza, empezaba a decir groserías y a mirar como a unas niguas, a los demás clientes. Fueron muchas las peleas que se formaron en aquella cantina, incluso una de ellas fue porque a otro zapatoca, recién llegado a Barranca y que todavía llevaba el machete al cinto, y un cuchillo entre la pretina, no le gustó que Tom lo mirara feo y le dijera " yu sonababich", por lo cual le respondió: "al que le suenan las babas es a vusté, gringo jijuepuerca", y se formó un zaperoco que fue famoso en Barranca porque fue la primera vez que se comprobó que los gringos en la barriga, tienen lo mismo que tienen los colombianos.
El pobre Tom esa noche quedó más cortado que un vaso de leche con limón, pero afortunadamente no se murió aunque si quedó más cojo que nuestra justicia. Del zapatoca del machete no se volvió a saber nada, pero el zapatoca dueño de la cantina, encontró la clave (no del celular del gringo porque en ese tiempo no existían ni en la imaginación de los zapatocas) para echar al Viejo Tom, o al Cojo Tom como le dijeron después de esa noche, de su negocio sin darle una patada en el trasero. Cuando Tom empezaba a cantar: "I shall drink a good and sweet beer, I shall drink because I so glad...", era porque ya estaba a una copa de quedar borracho, y ese era el momento que aprovechaba Don Alcibiades, así se llamaba el dueño de la cantina, para ponerle un candado a la puerta del baño sin que el gringo se diera cuenta. Cuando Tom iba al baño y encontraba la puerta cerrada, antes de que empezara a maldecir, don Alcibiades le decía: "Ay zorri, la llave go, se perdíó. You go to miar al river" Nadie se explica cómo fue éso, pero inmediatamente, Tom salía como un corderito calle abajo, hacia el río, y al llegar a la orilla, desocupaba la vejiga y se iba para su casa.
Hasta que una noche, pasó lo que tenía que pasar, ¡se fue con todo y chorro al río! Afortunadamente esa noche el caño Cardales estaba seco y no le pasó nada grave, pero al día siguiente cuando despertó y le explicaron el porqué olía a berrinche y popó, se preocupó y pensó: "I should not drink more or I invent a solution", y efectivamente, siguió bebiendo pero mandó a hacer unas escalas en la orilla del río, para poder hacer pipí sin caer al caño. Cuando el río crecía y llenaba el caño, los pescadores llegaban hasta allí con sus canoas llenas de pescado a venderlo. La gente para referirse a este lugar, donde era posible comprar pescado fresco y barato, se inventó nombres como: El Puerto del Chorro, La Piscina de Tom, La Última del Gringo, El Venteadero y muchos nombres que en realidad no eran muy decentes, hasta cuando don Alcibiades, una noche cualquiera le dijo a Tom: "Yu go to miar a las escalas"; lógicamente, Tom no entendíó lo que le dijo pero por la costumbre allá fue a parar, y desde el día siguiente, ese lugar se llamó El Puerto de las Escalas.
NOTA: La fotografías muestra lo que existía antes del muelle en el año 1924, algo parecido a lo que era la orilla utilizada por Tom en el Caño Cardales.
Alfonso Camargo Fajardo