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LA FUNERARIA DE MI PADRE, charla con Rubén Foronda, por Daniel C,

Actualizado: 22 sept 2022

Don Antonio Foronda era natural de Barbosa (Antioquía) y su esposa era de San Roque (Antioquía). Don Antonio nació en 1911 y llegò a Barrancabermeja en 1922; con solo diez años, su primer trabajo fue vendiendo agua que llevaba sobre sus hombros y vendia por 1 centavo o algo así por cada viaje de agua compuesto por dos latas grandes de manteca La Muñeca. Luego trabajo arreglando bicicleta y posteriormente se fue a trabajar en el túnel de la Quiebra, cerca de Cisneros; donde conocio a la mujer dueña de su corazón, casándose un 25 de diciembre. Ya casados, regresaron a Barrancabermeja en donde don Antonio comenzó a trabajar con sombreros en la calle San Luis, alguna vez con la TROCO, hasta llegar un día a trabajar con Arístides León, más conocido como el "Rolo" en su funeraria El FUNERAL BARATO, donde se hacían los cortejos fúnebres hasta el cementerio Media Legua en dos carruajes (uno blanco y otro negro) tirados cada uno por dos corceles una pareja de color negro y la otra pareja de color blanco, conducidos por una persona elegantemente vestida con sobrero de copa, como todo un Lord de la realeza inglesa. Un día el Rolo decide venderle la funeraria y don Antonio continuo ya como propietario conservando el mismo nombre, hasta el día 13 de mayo de 1942 cuando crea LA FUNERARIA FORONDA.


Más tarde la funeraria se trasladó a la calle de La Campana, donde nació Rubén. Antonio y Oliva tuvieron tres hijos; el mayor, Javier, que es médico y vive en Socorro; le sigue Olga la cual vive en Bucaramanga, todo muy independiente, pero no alejados; hoy prácticamente es Olga la que hace las funciones de padre y madre de los dos hijos varones. La funeraria Foronda en la campana funcionó inicialmente en el punto intermedio del Depósito Águila y Cemento Nare; donde hoy en día funciona o funcionó un hospedaje con el nombre de El Málaga. Por muchos años los cortejos fúnebres se continuaba utilizando los dos mismos carruajes, primero tirados con dos caballos y posteriormente con uno solo. Cuando el muerto era un indigente o una persona de pocos recursos, era llevado en una carretilla por uno de sus empleados de nombre Abelardo en una caja rústica entregada por la Alcaldía. Era la época donde los muertos se recogían en el hospital de Caridad al frente de donde quedaba Telecom, el cual posteriormente recibió el nombre o se conoció como San Rafael. Aclara Rubén, quien me cuenta la historia que aquí escribo, que dicho hospital era muy limpio y ordenado; y que no tenía que ver con la Troco o posteriormente con Ecopetrol, como era la creencia de la gente en esa época. Fue en la campana donde la Funeraria Foronda hizo frente a una primera época de violencia cuando las disputas entre Liberales y conservadores y por su puesto el 9 de abril de 1948; algo parecido a lo que vivió a finales del siglo 20 por la guerra entre Guerrilleros y Paramilitares. Estando en la Campana, la Funeraria adquiere el primer vehículo a gasolina, Un Austin modelo 28, que desafortunadamente no se encuentra entre las fotografías de coches fúnebres como tantos otros y los vehículos más recientes adquiridos a partir del año 2000. La cantidad total de coches fúnebres supera los 50 carros.


Llega el año 1964 y don Antonio traslada la funeraria al edificio donde se encuentra actualmente: Calle 19 (antigua 9) con carrera 15 (antigua carrera 17 en ese tiempo). El edificio actual lo construyó el señor Celestino Gómez, quien le vendió al señor Malagón quien se lo vendió a su vez a don Antonio. Ya en la actual sede la funeraria Foronda modernizó los servicios que prestaban hasta llega a tener 11 empleados; lamentablemente a don Antonio le dio una Trombosis en los años 80, obligandolo por razones médicas a vivir en Bucaramanga donde murió en 1998. Don Antonio siempre quiso que su hijo Rubén no siguiera en el negocio de la funeraria y que se fuera estudiar; pero a él el tema lo apasionaba, hasta el punto de Rubén abrir su propia funeraria en el año 1979 frente al cementerio hoy parque De la Vida; su nombre: EL RECUERDO; fue para ese tiempo que Rubén contrajo matrimonio con la señora Sonia Figueroa. Esa funeraria duró solo dos años debiendo Rubén hacerse cargo de la Funeraria Foronda por la efermedad de su padre. La primera sala de velación en Barrancabermeja fue construida en la funeraria EL RECUERDO, pues don Antonio, como mucha gente de esa época querían velar sus muertos en las salas de sus casas; allí mismo en la casa se preparaba el cuerpo. Antes no existía el laboratorio con el fin de preservar más tiempo el cuerpo.


CURIOSIDADES:

El cortejo fúnebre con mayor asistencia de personas y que se llevó a cabo exclusivamente llevando el féretro en el carro y toda la gente caminando hasta los Jardines del Silencio (como quiero que sea el mismo) fue el del Dr. Eduardo García Rueda, Anapista, más conocido como CASEMIRO, por el radio periódico de nombre CASIMIRO COMENTA desde la Emisora La Voz de Petróleo de su propiedad, el 7 de marzo de 1979; dos días después de sufrir un accidente en su casa campestre a la orilla de la ciénaga San Silvestre. La gente lo quería mucho; casi toda Barrancabermeja se hizo presente para su entierro y fue el único entierro donde no se transportó gente en vehículo, la familia la llevábamos en el carro. “… Estaba estrenando una Ford modelo 79 Ranger y me tocó en primera desde acá y casi se me quema el carro; llegando al retén ya siendo las 7.30 pm., me tocó aumentar la velocidad y esperar en el cementerio que llegara la gente a pie para enterrarlo”, cuenta Rubén. La camioneta que se menciona el relato está identificada en los coches fúnebres.


Le sigue en cuanto a cantidad de personas, el de Rafael Fernández y las víctimas del carro bomba en el taller Fullton saliendo de Barrancabermejapara la época de Pablo Escobar, donde murieron 16 personas y en la Foronda se atendió a 15; claro está que los entierros se hicieron en horas diferentes. También recuerda Rubén los de la masacre de la Rochela que fueron 12 otras 9 víctimas de otra masacre por la explanación por la vía a Yarima y la masacre de los Corales.


“… Una vez se hizo un levantamiento, y cuando lo traían para la funeraria reaccionó..” comenta Rubén, por lo que debieron llevarlo de urgencia al hospital. Era un latonero que lo había golpeado para robarle. Otros datos curiosos y no tan curiosos que recuerda Rubén son:


“…El día que Carlos Lleras le ganó las elecciones al General Rojas Pinilla, la funeraria que tenía un aviso de Neón fue apedreada por simpatizantes del ANAPO que tenía una lonchería”


“… Barrancabermeja vivió una época entre 1985 y 1995 sin medicina LEGAL, por lo que esta se hacía con médico forense en la funeraria al municipio, pues la morgue en ese momento quedaba en el cementerio antiguo (ya demolido) y cuando lo trasladaron al lado del aeropuerto, no se acordaron de hacerle morgue; hasta que llegó un Juez y envió un documento advirtiendo que la funeraria iba a ser sancionada por hacer necropsias; la respuesta fue, cierre la funeraria y múlteme; eso si, se les pasará la cuenta al municipio y no se enterrará a nadie hasta que ustedes las hagan; por favor muéstreme a donde hay morgue…y hasta ahí paro la demanda. Fue el doctor Guillermo San Miguel el que se puso al frente y lucho para construir la actual morgue”


"Un día llamaron del hospital de El Centro para que fueran a recoger un cadaver, cual sería mi sorpresa al llegar y preguntar por el nombre ver como las enfermeras lo llamron y salio el señor aliviado... fue un error, pensamos todos". Cinco días despues, me comunicaron que el señor habia muerto de verdad"


“En el año 1998, tanto Rubén Foronda como a Elsa García de la funeraria García, los declararon objetivo militar por los Paramilitares, razón por la cual a don Antonio Foronda lo enterraron en Bucaramanga y no en Barrancabermeja en la ciudad que tanto quiso, por no colocar en riesgo a Rubén.


Por: Daniel E. Cañas Granados




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